¿Quién alguna vez no ha tenido la necesidad de imponer su voluntad más allá de las circunstancias del momento? Para los que han salido airosos, representó un voto de confianza en sí mismos. Pero no todos corrieron con esa suerte. Y lejos de frustrarse, se puede aprender a solidificar esa faceta del carácter para poder ganar seguridad en uno mismo.

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¿Qué es la voluntad?

La palabra voluntad deriva del latín voluntas, que significa «querer». Sin embargo, cuando se intenta definir la voluntad inevitablemente se acompaña del concepto de “fuerza”. Eso quiere decir que, más allá de la motivación propia, debe existir una potencia o energía suficiente para llevar a cabo los objetivos elegidos.

Y si bien la voluntad es un estado de ánimo que impulsa a hacer determinadas cosas, no alcanza simplemente con sentirla dentro. Desde definir las metas que se quieren lograr hasta trazar el plan que lleve a ellas, las reglas que rigen la voluntad son tan implacables que, si no se cumplen al pie de la letra, el éxito pasará a ser un triste deseo insatisfecho.

Algunas reglas

Phil y Mary Kalls, en su libro «Cómo alcanzar las metas que te propongas», describen 10 secretos que hay que tener en cuenta sí o sí. Estos son:

  • Definir el objetivo con precisión y que éste armonice con los propios valores.
  • Escribirlos en un papel.
  • Ponerles un plazo.
  • Encontrar buenas razones para querer alcanzarlos.
  • Hacerlos públicos.
  • Buscar compañía para el camino.
  • Usar afirmaciones positivas de apoyo.
  • Celebrar cada pequeña victoria.
  • Aprender el eficiente manejo del tiempo.

También recomiendan definir pasos intermedios que sean más fáciles de alcanzar. Eso nos lleva al concepto de kaizen.

El porqué del kaizen

Robert Maurer, en su libro «El camino del kaizen», explica que este concepto japonés significa «dar pasos pequeños para lograr una mejora continua». Allí se expone que hay dos maneras de lograr una meta: la innovación (es decir, el cambio brusco y definitivo de un momento a otro) o el kaizen, que consiste en incorporar a la rutina diaria cambios tan pero tan pequeños que no generen esfuerzo alguno.

De esa manera, la persona jamás pierde la comodidad que tiene en su vida cotidiana, ya que si lo que quiere incorporar llegara a resultarle excesivo, el kaizen obliga a reducir la meta aún más hasta poderla adoptar sin problemas. Sin embargo, el kaizen no es para todos y muchos preferirán la innovación como el modo de cambio.

Lo importante es motivarse a sí mismo

Los seres humanos necesitan una constante motivación para hacer las cosas de su vida cotidiana. Cuando esa motivación no proviene del exterior, es importante desarrollarla desde adentro. Para eso, una buena opción es cada mañana o cada noche (o mejor en ambos momentos) cerrar los ojos y decirse palabras positivas, que inspiren fuerza y entusiasmo, que den energía para afrontar el día a día. Cada uno sabe qué cosas le gustaría oír y qué palabras ejercen un efecto positivo en su alma.

Metas claras, paciencia, perseverancia. Muchas cualidades son necesarias a la hora de reforzar la voluntad. Pero, sobre todo, disfrutar del proceso, festejar cada victoria por pequeña que sea, fluir con los deseos. No «luchar» por lo que uno quiere, sino hacer algo cada día con la mente en el resultado futuro y los pies en el presente.